Festival Lux Bella

Lux Bella tiene su origen en la revalorización de un espacio de gran valor patrimonial, como es la Iglesia Jesuitas Valencia, antigua capilla del colegio San José, que está en su fase final de restauración. De estilo neobizantino y con unas bellas vidrieras que recorren sus naves y coro, fue construida a finales del siglo XIX por Joaquín Mª Belda. Por si su hermosa y colorida decoración no fueran suficiente, la acústica que se esconde detrás de su esbelta arquitectura hace de este espacio un lugar mágico para la interpretación musical.

Dentro de esta capilla centenaria se encuentra un ejemplar único del último gran organero valenciano: Pedro Palop. De estética claramente romántica, el órgano fue construido en 1921 y la poesía de su sonoridad bien le valió el elogio de la prensa de la época. Es uno de los pocos instrumentos históricos que se conserva en la ciudad de Valencia y gracias al festival ha recuperado la voz que había perdido por completo en las últimas décadas. Su restauración ha sido realizada por el organero Frédéric Desmottes y los conciertos inaugurales están previstos para otoño de 2024.

Sin embargo, el trazo más característico de este festival es la programación musical en torno a los días y festividades que conforman la Semana Santa. En este sentido, el Lux Bella intenta recuperar el repertorio compuesto expresamente para las celebraciones del llamado Triduo Pascual, tanto de la escuela valenciana y española como de otros países. Todo ello desde el punto de vista de la llamada “Interpretación Históricamente Informada”, ya sea desde le época medieval hasta el Romanticismo.

El festival “Lux Bella” (Luz bella) hace referencia al primer tratado sobre música escrito en lengua castellana en 1492 bajo ese mismo título. Destinado a descubrir los secretos de la práctica del arte del Canto Llano, este tratado pone el énfasis en uno de los géneros musicales que mejor resuenan en la acústica de Iglesia Jesuitas Valencia, el repertorio vocal. Por otra parte, el particular colorido de la iglesia, plasmado en la tez de sus paredes así como a través de los reflejos de sus vidrieras, hacen que el nombre de este famoso tratado cobre aquí un doble significado, aunando música y arquitectura como una sola experiencia artística.